lunes, 21 de diciembre de 2009

Leonardo Boff: Confrontaciones en Copenhague


En Copenhague, en las discusiones sobre las tasas de reducción de los gases productores del cambio climático se enfrentan dos visiones de mundo: la de la mayoría de los que están fuera de la Asamblea, venidos de todas partes del mundo, y la de los pocos que están dentro, que representan a los 192 estados. Estas visiones diferentes están cargadas de consecuencias, significando, en el límite, la garantía o la destrucción de un futuro común.

Los que están dentro, fundamentalmente, reafirman el sistema actual de producción y de consumo, incluso sabiendo que implica sacrificio de la naturaleza y creación de desigualdades sociales. Creen que, con algunas regulaciones y controles, la máquina puede seguir produciendo crecimiento material y ganancias como ocurría antes de la crisis.

Pero hay que denunciar que justamente este sistema es el principal causante del calentamiento global al emitir anualmente 40 mil millones de toneladas de gases contaminantes. Tanto el calentamiento planetario como las perturbaciones de la naturaleza y la injusticia mundial son consideradas como externalidades, es decir, como realidades no intencionadas y que por eso no entran en la contabilidad general de los estados y de las empresas. Lo que cuenta en definitiva es el lucro y tener un PIB positivo.

Pero ocurre que estas externalidades se han vuelto tan amenazantes que están desestabilizando el sistema-Tierra, mostrando el fracaso del modelo económico neoliberal y poniendo en grave peligro el futuro de la especie humana.

No pasa por la cabeza de los representantes de los pueblos que la alternativa sea cambiar a un modo de producción que implique una relación de sinergia con la naturaleza. La sola reducción de las emisiones de carbono manteniendo el mismo pillaje de los recursos es como si pusiéramos un pie en el cuello de alguien y le dijéramos: quiero que seas libre, pero con la condición de que sigas teniendo mi pie en tu cuello.

Precisamos impugnar la filosofía subyacente a esta cosmovisión. Ella desconoce los límites de la Tierra, afirma que el ser humano es esencialmente egoísta y que por eso no puede cambiar, que puede disponer de la naturaleza como quiera, que la competición es natural, que por la selección natural los débiles son engullidos por los más fuertes, y que el mercado es el regulador de toda la vida económica y social.

Por el contrario, reafirmamos que el ser humano es esencialmente cooperativo, porque es un ser social, pero se vuelve egoísta cuando rompe con su propia esencia. Dando centralidad al egoísmo, como hace el sistema del capital, hace imposible una sociedad de rostro humano. Un hecho reciente lo demuestra: en cincuenta años los pobres recibieron 2 billones de dólares de ayuda mientras que los bancos recibieron 18 billones de dólares en un año. No es la competición lo que constituye la dinámica central del universo y de la vida sino la cooperación de todos con todos. Desde que se descubrieron los genes, las bacterias y los virus como principales factores de la evolución, no se puede sostener la selección natural como se hacía antes. Ésta sirvió de base para el darwinismo social. El mercado entregado a su lógica interna enfrenta a todos contra todos y así desgarra el tejido social. Postulamos una sociedad con mercado, no de mercado.

La otra visión, la de los representantes de la sociedad civil mundial, sostiene: la situación de la Tierra y de la Humanidad es tan grave que solamente el principio de cooperación y una nueva relación de sinergia y de respeto hacia la naturaleza podrán salvarnos. Sin eso vamos hacia el abismo que hemos cavado nosotros mismos.

Esa cooperación no es una virtud cualquiera. Es aquella que en otro tiempo nos permitió dejar atrás el mundo animal e inaugurar el mundo humano. Somos esencialmente seres cooperativos y solidarios sin lo cual nos devoramos unos a otros. Por eso la economía debe dar lugar a la ecología. O hacemos este viraje o Gaia puede que continúe sin nosotros.

La forma más inmediata de salvarnos es volver a la ética del cuidado, buscando el trabajo sin explotación, la producción sin contaminación, la competencia sin arrogancia y la solidaridad a partir de los más débiles. Éste es el gran salto que se impone en este momento. A partir de él la Tierra y la Humanidad pueden llegar a un acuerdo que salvará a ambos.

El Ciudadano, 20/12/09

FUENTE: http://firgoa.usc.es/drupal/node/45019

jueves, 11 de junio de 2009

¿SABES CÓMO DESECHAR EL ACEITE QUE UTILIZASTE PARA COCINAR?

1.- Esperar (Si, esperar, aunque eso te tome un poco mas de tiempo) a que el Aceite usado se enfríe

2.- Colocar el aceite de desperdicio en una botella de plástico (como las de Cola, etc.)

3.- Cerrarla y colocarla luego en la basura normal.

¡¡¡UN LITRO DE ACEITE CONTAMINA CERCA DE UN MILLON DE LITROS DE AGUA!!!
Cantidad suficiente para el consumo de agua de una persona durante 14 años.

domingo, 17 de mayo de 2009

Regulaciones internacionales del glifosato


El objetivo de este estudio es describir las normativas de varios países, así como de organismos internacionales, sobre el uso del glifosato. Las regulaciones varían de acuerdo al estándar de protección que cada Estado ofrezca a sus habitantes en materia de salud y nutrición. Los autores son David Cordero Heredia - Francisca Sánchez.
Cabe destacar que parte del negocio de Monsanto es crear semillas transgénicas resistentes a sus productos a base de glifosato, esto da a entender que la empresa reconoce tácitamente que sus pesticidas son nocivos para cultivos genéticamente no alterados.
1.- Estados Unidos de América

a) EPA

En 1974 el Congreso aprobó la ley sobre seguridad del agua potable. Esta ley requiere que la EPA determine niveles seguros de químicos en el agua potable que puedan hacer o causar problemas de salud. Estos niveles no obligatorios, basados únicamente en posibles riesgos de salud u exposición, son llamados metas máximas de niveles contaminantes (Maximum Contaminant Level Goals).

Estos standards de agua potable y las regulaciones para asegurar estos standards son denominadas regulaciones primarias nacionales del agua potable. Todos los proveedores públicos de agua potable tienen que respetar estas regulaciones

El glifosato está clasificado por la EPA como clase E (evidencia de no carcinogénesis en humanos). Exposiciones continuadas a residuos en aguas en concentraciones superiores a 0,7 mg/l pueden causar efectos negativos en seres humanos.

Farm Chemicals Handbook (1990)

No se recomiendan las aplicaciones aéreas, únicamente en áreas no agrícolas y cultivos con las consideraciones anotadas y el ingrediente activo está clasificado como categoría II.

Claro está que hablamos de Estados Unidos ya que en la Argentina SÍ SE UTILIZA, hasta fumigan las viviendas, a la gente, a los animales, a la SOJA. Varios países siguen en la lista (¡¡¡OJO, Argentina no ta). También trae datos como valoración sobre exposición y riesgo, contaminación de agua, etc. Acá abajo les dejo un link, es muy completo, se los recomiendo.

http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/34019